jueves, 17 de diciembre de 2009

Seedcodelia, vuelta al origen

Género: Danza Teatro Aérea
Autor: Marieta Giudice
Actúa: Marieta Giudice
Asistente técnico y de dirección: Federico Palacios
Puesta en escena y dirección: Marieta Giudice

Instalar el cuerpo en un largo viaje generador de expectativas: ¿cuándo llegamos?, ¿a dónde vamos? Remontarse a una caverna magmática que cuece a fuego lento imágenes que se proyectan en sombras e instauran la curiosidad. Jugar con la pregunta y arrastrarla al límite de la ansiedad. Recorrer centímetro a centímetro la intriga, fisgonearla, sondear su abismo, ahondarlo. Bordear con osadía la sima de la espera y finalmente llegar.

Encontrarse en el origen primero de las cosas descubriendo texturas, explorando movimientos, ensayando sonidos, persiguiendo sabores. Ser agua, ser aire, ser ave, ser fiera, ser bosque, ser tribu, ser tierra. Hurgar, revisar, auscultar el ritmo interno del mundo y alcanzar a escuchar el silencio. Participar de una ceremonia ritual de contacto profundo con la naturaleza para destilar esencias. Despojar la palabra de todo aquello que no significa, devolverle su fuerza sagrada, su poder mágico creador, y circunscribir su uso al otorgamiento de sentidos.

En un planteo con gran fuerza experimental, Marieta Giudice propone en su Seedcodelia conjugar planos, perspectivas y ritmos haciéndolos confluir en una mirada sobre el arte que retoma sus inicios y lo desparrama a los cuatro puntos cardinales.
Alejandra Silva

Antígona Vélez

Obra: Antígona Vélez

Grupo: Taller de Teatro Universitario
Autor: Leopoldo Marechal
Actores: Melina Echevarría, Jesús Galván, Pablo Flores, Jesús Pérez, Mario Arévalo, Fernando Luna, Sebastián Navas, Fernando Torres, Alicia Aguiar, Rosa Marti, Bibiana García, Cristina López, Jennifer Piñera, Mariana Alaniz, Laura Sebastián, Carolina Ruso y Carlota Ruffa
Diseño de escenografía y vestuario: Laura Villaflor
Confección de vestuario: Marta Sisterna
Diseño de iluminación: Rubén González Mayo
Fotografía: Leandro Martínez
Asistencia de dirección: Mariti Martín
Puesta en escena y dirección: Rosita Yunes


Antígona Vélez retoma el clásico de Sófocles desde la perspectiva de la pampa argentina de fines del siglo XIX: una mujer, un entierro prohibido, un patrón autoritario y la tensión entre la ley de los hombres y una ley más antigua que éstos.


La puesta de Rosita Yunes explora las imágenes sensoriales: lo primero que percibimos al entrar en la sala es un penetrante olor a jarilla quemándose que transporta al espectador al ámbito del mundo representado; una vez dentro, nos encontramos con una estructura de pirámide escalonada en cuyo piso superior tres brujas danzan y mascullan; el diseño de luces refuerza el trabajo en planos a la vez que con tonalidades ocres y rojizas anticipa la tragedia.


En cuanto a los parlamentos, su patetismo se acentúa a través del uso simbólico del espacio escénico en los niveles de acción marcados escenográfica y lumínicamente: el mundo supraterreno de las brujas y el mundo de los hombres en el que el ámbito de autoridad masculina no se comparte con las mujeres ni la servidumbre. Todos estos elementos hacen a una puesta en la que confluyen imagen y palabra.


A nivel de dirección es valorable la apuesta por el trabajo con un grupo tan numeroso de actores que, si bien puede ser visto como un riesgo, es también una elección coherente con la identidad del elenco, un taller universitario que abre la oportunidad de formación actoral a personas mayor o menormente relacionadas con el hecho teatral y cuyo aprendizaje más fecundo consiste en el hacer y mostrar los logros alcanzados.

Sergio López

Alejandra Silva


lunes, 14 de diciembre de 2009

Teatrina 2009: Fiesta de todos




Convocados por las ilustraciones de Suarez Jofré durante cinco días los amantes del teatro vivimos la fiesta. No es fácil concebir el hecho teatral sin su público, tampoco lo es sin el entusiasmo. Este compromiso se renovó ampliamente. Múltiples espacios, propuestas diversas, para todo público, adultos y niños, y para todos los gustos, para los amantes de la danza, del teatro de la imagen, o del teatro con predominio de la palabra. Autores argentinos como Daulte, Gambaro, un español como Galceran, un sanjuanino como Carta, o creaciones colectivas dieron cuenta de la vitalidad de nuestra escena.
La Teatrina constituye para nosotros -Programa DICDRA- el momento privilegiado para entrar en contacto con la praxis del presente y no del pasado -hacemos historia- con toda la fuerza vivencial de la actualidad y la adrenalina que implica ver dos o tres obras por jornada y luego escribir sobre ellas. Así, en este 2009 nos integramos a la comunidad teatral mediante su voluntad de convocar a todos, de sumar, de festejar, y homenajear. En un clima de armonía, miembros del grupo realizaron el desmontaje de la puesta La otra, participaron en el documental homenaje a Oscar Kümmel, Violeta Pérez Lobos y José Campus, explotaron en un cerrado aplauso cuando Oscar levantó su premio feliz y emocionado, en el acto de apertura.
De la mano de nuestros teatristas nos internamos en los mundos posibles de una casa en la llanura pampeana donde un destino de sangre y muerte se adueñaba de la vida de una joven Antígona. Viajamos hacia la realidad lírica interior -danzada y teatralizada- de niñas-mujeres-madres; también, hacia las confusiones de dos mujeres y la historia de un crimen difícil de contar. Recorrimos las imágenes destructivas de la inocencia arrebatada, la soledad, la desesperación, que pueden suceder un domingo por la tarde; asistimos a las pruebas finales de cuatro candidatos para obtener una plaza de ejecutivo, a los momentos históricos de la Revolución Francesa, a los hechos extraordinarios en el Nunca Jamás, para concluir en una peluquería donde se expusieron los cuerpos en la relación dominador-dominado.
En ese tan particular planeta que es nuestro teatro local, varios de los espectáculos nos atraparon y nos conectaron emocionalmente a sus universos, regalándonos con frecuencia sorprendentes casos de calidad y calidez interpretativa. Sobriedad y justeza, sensualidad y comunicación hicieron que cada espacio de la escena se resignificara para acariciar o golpear los sentidos del espectador.
Como esculpiendo a cada segundo la emoción, en muchas situaciones de los espectáculos, se alcanzaron momentos sublimes cuando desde la voz, desde los textos, desde la dramaturgia de los cuerpos, que en la casi totalidad de las obras nacieron del desgarro, dejaron claros los conflictos de los personajes.
Esta fiesta teatral ha resultado, para muchos, un refugio de la buena voluntad del arte y también de la excelencia, donde casi nada quedó librado al azar, síntesis lograda entre el cuerpo, el espacio y la palabra.

Alicia Castañeda
María Cristina Castro

Lo concreto de un ensayo




Obra: Ensayo de una historia de amor: Aurelia y Sarmiento.
Autor: Irene Ferreira (adaptación Aurelia Vélez, la amante de Sarmiento, de Araceli Bellota.)
Director: Irene Ferreira.
Grupo: Teatro del sol.
Actúan: Betty Sandez y Julio Masi.
Sala: Biblioteca Franklin.

Ficha técnica
Asistencia técnica, iluminación: Federico Hueso.
Diseño de escenografía, utilería y vestuario: Kica Alday
Asistente de dirección: Kica Alday.
Edición musical y efectos sonoros: Daniel Ahún.
Producción: Betty Puga.
Puesta en escena y dirección: Irene Ferreira.

Entre los hechos históricos y la ficción existe una zona extensa y laxa, es lo verosímil.
Y es allí donde Irene Ferreira se posiciona para estructurar los diálogos de Faustino y Aurelia. Entre sucesos reconstruidos por el historiador y los reconstruibles por la imaginación dramatúrgica se abren las posibilidades de estas voces que hablan de un amor del pasado. Un amor que no logra vencer los pruritos de la historia, lo obsoleto del respeto mal entendido o el temor que imprime la figura intocable de Domingo Faustino Sarmiento en esta provincia. Colocados así los frenos al trabajo dramatúrgico, un recato oficial impone los límites a esas vidas secretas, y esto lamentablemente se traslada al texto. Desde el fondo de aquellos tiempos quizás esas almas pujan por decir sus verdades. No dudamos de la buena fé de Ferreira pero el bronce siempre actuara como un blindaje.
Mientras esto sucede con un texto que no peca de osado, correcto como un manual, quienes soportan sobre sus cuerpos lo voluminoso de estos diálogos son dos actores maduros, de otra manera el proyecto haría agua. Decimos voluminoso por la tremenda responsabilidad de proteger la dignidad de un prócer y paradójicamente mostrar su humanidad.
Julio Masi es sin dudas el mejor actor con que cuenta la provincia, si hablamos de los veteranos actores sanjuaninos, él es quien gracias a su experiencia actoral y aptitudes artísticas da el soporte necesario para tamaño personaje. No solo por su nivel de profesionalismo, ya que Masi es un actor con método y recursos probados en la escena. En esta puesta se vale de una cuidada dicción y un trabajo corporal surgido de la investigación sobre el personaje. Aportando análisis actoral como pocos lo hacen en el teatro local, contribuyendo así cualitativamente a la puesta en escena.
Betty Sandez una actriz energética que da un gran desarrollo a su personaje y resuelve con dignidad las situaciones planteadas. Su personaje, planteado desde el texto con una gran carga afectiva, no obstante no le brinda las oportunidades para desarrollar escénicamente la vida y pasión de una mujer como Aurelia Vélez
La iluminación no se resuelve tanto por las necesidades de la obra, sino por las condiciones de la sala lo que es una pérdida conociendo las capacidades técnicas y estéticas de Federico Hueso. Circunstancia que se repite para la música, que exigiría un mayor protagonismo. En suma dos actuaciones que encuentran sus límites en las circunstancias “contextuales” del tema Sarmiento. Son los riesgos de una obra nacida como reseña de la afectividad de un prócer y no para profundizar en dos almas heridas por su época. Tanto equilibrio se volvió contrapeso, y ya sabemos que el teatro compensa las irreverencias que muestran el latido de lo teatral pero olvida pronto la mesura.
La obra fue declarada de interés educativo por resolución 0032 del Ministerio de Educación de la provincia en 2008 y fue vista durante la temporada 2008 y parte del 2009 por una cantidad siempre constante de público, con un promedio de sesenta personas. Además de ser puesta en Buenos Aires. Muchas funciones y una permanencia que indican claramente la aceptación del público, respuesta acorde al trabajo llevado a cabo por este elenco, todo un mérito para esta puesta en estos tiempos.


Jorge Fernandez

jueves, 10 de diciembre de 2009

Tres historias y una puerta para Nunca Jamás.

Obra: Tres llaves, una puerta y algo más en Nunca Jamás
Grupo: Sobretabla.
Autores: Daniela Méndez, Virginia Martínez, Marta Sisterna, Andrea Gentili y Laura Villaflor.
Actúan: Andrea Gentili, Laura Villa flor, Marta Sisterna, Virginia Martínez.
Diseño de Vestuario: Laura Villaflor
Realización de vestuario: Sobretabla
Diseño escenográfico: Daniela Méndez
Realización escenográfica: Hugo Moreira – Sobretabla
Música original: Cristian Espejo
Puesta lumínica: Rubén González Mayo
Asistente de escenario: Leandro Martínez
Puesta en escena y dirección: Rubén González Mayo

Nunca Jamás está en problemas: nada funciona, las cosas no están en su lugar y Peter Pan no puede volar. Junto a Peter, tres personajes: Rojo, Azul y Topo. Peter Pan decide ir a su casa a “escribir historias”, actividad que mantiene con vida a Nunca Jamás dejando a sus amigos ordenando los elementos de sus juegos. Arman con ellos un árbol que cobra vida para comunicarles que deberán encontrar tres llaves para abrir una puerta tras la que darán con la solución a sus problemas.

En escena, encontramos la flor de Topo, la casa de Peter, el avión de Rojo y el barco de Azul rodeando un espacio vacío en el que se van a construir los escenarios de juego y aventura: el centro de un volcán, las profundidades del mar y el espacio exterior, ambientes característicos de cada uno de los personajes. La construcción de éstos es generada por la palabra y el cuerpo: Topo y Rojo viajan por un túnel cavado por el primero sólo con un movimiento de manos y un avance al ras del suelo; el fondo del mar es creado por Peter y Azul con movimientos de nadador en brazos y piernas; y el espacio exterior, por el vértigo (“no miren para abajo”), la posición de los cuerpos y una cortina de estrellas como fondo.

El vestuario, así como la escenografía, está diseñado a partir de elementos reciclados: identificamos esqueletos de paraguas, un fuentón, linternas, papel maché, tela, totora plástica, madera. Esos elementos siguen siendo identificados como cotidianos por el espectador, pero se resignifican dentro del mundo de la obra a partir del uso de colores llamativos. Debemos destacar que la puesta recibió una mención del jurado por el diseño de vestuario. La obra también cuenta con música original, cada personaje canta una canción que hace las veces de presentación.
Una vez que los personajes reunieron las tres llaves queda abrir la puerta en la que se les ha prometido la solución a los problemas de Nunca Jamás se asoman por el ojo de cada una de las cerraduras. Del otro lado está el público que ya ha venido participando con las risas y los aplausos. La amenaza de Nunca Jamás es siempre la misma: que los niños dejen de creer en ella. Sabemos que en la obra de James Barrie hay que aplaudir para que Campanita no muera, en la obra del grupo Sobretabla hay que nombrar uno por uno a los personajes. Que Nunca Jamás exista es un trabajo, el trabajo de escritura de Peter Pan, pero también un juego serio que implica la vida de los personajes y la fe de los espectadores.

Sergio López
Dana Botti

jueves, 3 de diciembre de 2009

El Método Grönholm

Ficha Técnica
Obra: El Método Grönholm
Autor: Jordi Galcerán.
Grupo: Teatro de Arte de San Juan - Jóvenes
Actúan: Nicolás Gomila, Verónica Collado, Iván Ortiz y Ariel Montaña.
Iluminación: Romina Martín
Sonido: Marcelo Olivero
Asistencia de dirección: Pilar Murcia
Puesta en escena y dirección: Juan Carlos Vega

La ausencia de escrúpulos es la base indispensable para todo aquel que hace del exitismo, el eje de su vida. Es por ello que pueden surgir métodos de selección de personal como el que se despliega en El método Grönholm, presentada por el Teatro de Arte de San Juan - Jóvenes, y dirigida por Juan Carlos Vega. Es una comedia que lleva a repensar los límites – si los hay – que rigen la competitividad en el mundo laboral. La obra nos presenta a cuatro aspirantes a un importante cargo en una empresa multinacional, que acuden a una entrevista. Serán evaluados grupalmente a través de sobres anónimos que contienen variadas y hasta absurdas directivas acerca de cómo se irá realizando la selección. Para comenzar, por ejemplo, se les comunica que uno de ellos no es un entrevistado, sino parte del personal de la empresa, y deben descubrir ellos mismos quién es el infiltrado. Entonces, instalada la desconfianza, se hará uso de todas las estrategias posibles para poner en evidencia al otro y a la vez, mostrar las capacidades – astucia, liderazgo – que se busca en un gerente de ventas. Se establece así un juego entre el ser y el parecer que regirá toda la acción de la obra. Nadie es lo que parece, todo accionar se subordina al principal objetivo: ser el elegido al final.

El público se vuelve víctima de este juego de simulaciones. Acompaña a Enrique, Fernando, Mercedes y Carlos en los distintos rumbos que va tomando la intriga, hasta la última vuelta de tuerca que contiene el desenlace. Lo interesante es que desde el principio hubo alguien que siempre supo más que los espectadores y que los personajes: los entrevistadores que, a través de cámaras, siguen cómo se desenvuelven los candidatos para el empleo. En su omnisciencia, ellos pueden acceder a todo tipo de información personal y dirigir la acción de sus personajes-empleados.

El texto es poderoso por la riqueza de sus diálogos, que va desnudando a los personajes en su lucha por el puesto de trabajo que según cada uno, merece. Ofrece a los actores grandes momentos, como el juego de roles, en el cual cada uno debe representar a un payaso, un torero, un político y un obispo respectivamente, interesantes tiradas que sin embargo no son del todo aprovechados desde el punto de vista de la actuación.

Por otra parte, si el texto original hubiera sido adaptado al habla argentina, habría sido lógico el uso del acento español de Carlos al momento de tomar el rol de torero, además de la distancia que se impone para el público sanjuanino con giros como “freír papas”. Y es que la problemática que plantea El método Gronholm es perfectamente adaptable en cualquier lugar del mundo donde las empresas busquen “hijos de puta que parezcan buenas personas”, cínicos que recurran a la mentira y al sentimentalismo para ganar, y más tarde, para vender.

Daniela Ortiz

domingo, 29 de noviembre de 2009

Delicada niñez



Ficha Técnica

Obra: Mamita. Oda a mi niña

Grupo: Lunatics Danza+Teatro

Autores: Ada Valdez y Joaquín Martínez

Actúan: Susana Matellán, Yanina Valdez, Elina Jofré, Luciana Rago, Andrea Collado.

Composición Musical: Joaquín Martínez

Voz: Sandra Amaya

Violoncello: José Luis Di Marco

Oboe: Fátima Barrio

Flautas: Diego Cortéz

Percusión: Roberto Salim
Guitarras: Francisco Ariel Prado

Teclados: Joaquín Martínez

Grabación, edición y masterización: Francisco Ariel Prado
Iluminación: Natacha Saez, Emiliano Voiro

Sonido: Maximiliano Dávila Zarracán

Vestuario: Luchi Rago, Gema Cabana

Composición Coreográfica Teatral: Ada Valdez

Dirección: Ada Valdez

Cinco mujeres evocando, descubriendo la niñez anidada en sus recuerdos. Desplegando al unísono o por separado, un tiempo cargado de aventuras y sensaciones. Desde el ejercicio constante de lo lúdico,
Mamita nos invade con un relato fresco, divertido, ingenuo, tierno y fragmentado.

A partir de un extenso proceso de exploración de las capacidades expresivas del cuerpo y del movimiento, el debutante elenco Lunatics Danza+Teatro, presenta un espectáculo disfrutable, que no escatima en episodios de humor, juego y disparate. El ingenioso programa de mano nos invita a transitar el mundo de la infancia femenina. Al inicio el espacio es reducido, por lo que los cuerpos se tocan y buscan intersticios para respirar y escapar. ¿Escapar de qué? ¿De las limitaciones que imponen los mandatos sociales? De allí en más se alternan escenas en diferentes ángulos del escenario, en las cuales las intérpretes con elementos tomados del
contact, irán diseñando el espacio teatral.

Dosis de fantasía, cotidianeidad y abstracción, oportunamente unidas en un lenguaje corporal expresivo y también emocional, se insertan en una estructura discontinua que suele caracterizar a la danza-teatro. De este modo, podemos presenciar desde un coro de niñas aplicadas y muy “femeninas” hasta el surgimiento de un extraño monstruo onírico. En esta puesta de claro vuelo poético, se destacan dos escenas por su unidad y fuerza dramática. Por un lado, cuando una mujer es acunada por el resto, con cuerpos que sostienen, abrazan, mecen y abrigan. Por otro, la última escena en la cual las mujeres le ceden su lugar a las muñecas, que delicadamente se sientan, se peinan, se miran; un momento que encarna ese abrazo a la niñez, y que a la vez es un intento por despojarse y así descubrir el ser mujer.

Pese a ser muy fragmentada y reiterativa, la propuesta musical de Joaquín Martínez, logra amalgamarse con el todo, y especialmente en las escenas mencionadas, se resignifica para potenciarlas intensamente. Por otra parte, la puesta de Ada Valdez se caracteriza por la presencia de (muchas) buenas ideas, algunas de ellas apenas esbozadas, como es el caso de la escena de la bicicleta, lo que atenta contra el ritmo y la dramaturgia. En este sentido, creemos que si bien presenta algunos pasajes con escaso desarrollo y el excesivo uso de los apagones aletargan peligrosamente la obra, las escenas de humor y de ternura contrastan con inusual brillo. Con detalles y sutilezas, la frescura de la puesta reside en la simplicidad de las emociones que expresa, lo que la convierten una pieza visualmente atractiva.

Mamita es un homenaje a la niñez, a esa niña que albergan los cuerpos de tantas mujeres. Delicadamente, nos invita a sumergirnos en un viaje íntimo, en el cual se pone a prueba nuestra capacidad para imaginar, evocar y en algunos casos hasta añorar.

Norma Velardita

viernes, 27 de noviembre de 2009

Tres llaves que por fin abren a un gran espectáculo

Ficha Técnica
Obra:
Tres llaves, una puerta y algo más en Nunca Jamás
Grupo: Sobretabla.
Autores: Daniela Méndez, Virginia Martínez, Marta Sisterna, Andrea Gentili y Laura Villaflor.
Actúan: Andrea Gentili, Laura Villa flor, Marta Sisterna, Virginia Martínez.
Diseño de Vestuario: Laura Villaflor
Realización de vestuario: Sobretabla
Diseño escenográfico: Daniela Méndez
Realización escenográfica: Hugo Moreira – Sobretabla
Música original: Cristian Espejo
Puesta lumínica: Rubén González Mayo
Asistente de escenario: Leandro Martínez
Puesta en escena y dirección: Rubén González Mayo

Se encienden las luces y Rojo, el Topo, Azul y Peter encuentran que las cosas andan mal en Nunca Jamás. Este será el punta pie inicial para que los personajes salgan a mostrarnos la aventura que hace tiempo esperamos del teatro infantil sanjuanino.

Un viejo árbol sabio les dice en forma de oráculo que para solucionar sus problemas deberán encontrar tres llaves para abrir una puerta que les dará la respuesta. Uno como espectador se pregunta: ¿cómo resolverán teatralmente estos actores su búsqueda?, ya que cada llave corresponde a los diferentes reinos de estos personajes. Rojo (Andrea Gentili) capitanea los cielos con su avión, el Topo (Marta Sisterna) es un divertido excavador de las profundidades terrestres, y Azul (Laura Villaflor) un presumido ser de los mares.

¡Qué feliz que se siente uno cuando todo aquello se resuelve desde la imaginación, y sobre todo desde lo actoral! El Topo con su gracia, junto a su amigo Rojo, le agrega el ritmo esencial para que la obra sea para matarse de la risa. Esta dupla con sus juegos de preguntontas, equivocaciones obvias convierte a estos personajes en queribles y entrañables. Los dos amigos parten en busca de la llave, al centro de la tierra. En sus actuaciones muestran una gran vitalidad que atrapa a los espectadores y nos convencen de su existencia desde un muy buen trabajo corporal y gestual. En cuanto a la iluminación, por ser general simplifica la obra, quitándole posibilidades a las muchas escenas de fantasía. Esta puesta en escena llegaría a su mayor esplendor si la luz ingresara a la historia como un personaje más, dispuesta al servicio de los héroes, en forma de guía en su andar subterráneo.

Por otro lado, Peter y Azul se lanzan tras la búsqueda de la segunda llave a un mar con mojarritas traídas a la escena desde la palabra, una estrella de mar que pasa ante nuestros ojos y muy en el fondo “La pulpería” del pulpo, que “entre me debe y ya le pago” termina muy a regañadientes ayudando a encontrar la llave. Azul, con sus zapatillitas de danza y en puntas de pie, va de un lado a otro con un andar acuático. Y con un gesto muy a lo “uuuu…” propio del color “azul” alcanza un personaje vanidoso y estirado, el cual presume de valiente pero se asusta ante la mínima dificultad, lo que provoca un muy buen quiebre y desata una seguidilla de risitas en los chicos. La dupla alcanzaría una mayor fuerza si Peter (Virginia Martinez) y Azul desde lo lúdico propusieran un verdadero juego de pares. También, si Peter, desde lo actoral superara sus limitaciones corporales que empobrecen al personaje. Debería despreocuparse un poco más de la cuerda que le permite su vuelo y hacerlo desde la imaginación.

La búsqueda final es la mejor resuelta visualmente y en apariencia la más difícil de lograr, pero al fin y al cabo un sencillo y bello artilugio logra llevarnos al espacio. En este momento ocurre algo fantástico, vemos a los cuatro personajes remontar su avioneta y tocar las estrellas.

Los cuatro personajes en diferentes tiempos nos proponen “su momento” acompañados con canciones de Cristian Espejo, las que enganchan al público entre ritmos y palmas. La musical energía que se logra se vería revitalizada si se le diera un mayor protagonismo.

Lo más destacable, es que los personajes no provienen de la literatura, sino que han sido creados desde la propia dramaturgia del grupo, un gran logro para el teatro infantil sanjuanino. Cuando se habla de Azul, Rojo, nosotros no tenemos otro significado previo, salvo el de los colores. Los personajes se van construyendo en escena desde el léxico que ocupan y con una carga visualmente importante en la vestimenta. Aspecto que debería ser más cuidado tanto en la elección de los materiales como en su confección, la obra lo merece. La escenografía corre similar suerte.

En los espacios los personajes se valen de lo gestual y de lo corporal para crear esos mundos paralelos tan esperados. Después de conocerlos uno se va con la fresca sensación de que si mira al cielo puede haber un rojo que vuela en alguna parte del espacio o un azul que se encuentra en lo más profundo del océano.

Las tres llaves, ¿para una puerta?, que después del último apagón aparece ante nosotros poniendo el límite entre ficción y realidad. Nuestros personajes observan pasmosos por la ranura y se sorprenden al ver tantos, ojos, dedos, dientes, chupetines, pelos, piojos y cabezas. Y es así que nos es inevitable reír, porque nosotros estamos del otro lado. Y sí, somos la respuesta para que Nunca Jamás y cualquier mundo de fantasía siga existiendo.

Jorge Fernández
María Pía Bogni Lahoz