lunes, 27 de agosto de 2012

Viejos son los trapos



Ficha técnica
Título: Fantasmáticas (Comedia de exorcismo teatral)
Actrices: Katy Moya, Ruth Ovin y Estela Díaz
Escenografía: Tania Leyes y Maureen Rotman
Vestuario y Maquillaje: Mónica Calvo
Operador de Iluminación: Facundo Cersesimo 
Asistente Técnico: Pilar Murcia 

Asistente de dramaturgia y dirección: Fabricio Montilla
Texto y Dirección: Tania Leyes
El tiempo no para.
Gustavo Cordera

Tres mujeres en un teatro en ruinas ensayan una obra de vampiros. Tres mujeres que, además, tienen cada una un sueño distinto y un pasado en común: la vida en el teatro. Las tres han sido/son actrices. Y las tres recuerdan.
El tiempo es el eje que sostiene las acciones de los personajes. Y, a la vez, cada una de ellas, encarna un tiempo diferente que se traduce en sus deseos a futuro y en su forma de ver el pasado. Eunice (Katy Moya) vive su pasado teatral como un presente: ella quiere seguir actuando. En cambio, Esmeralda (Ruth Ovin) considera que su trabajo en el teatro es lejano y acepta que no volverá: su deseo es morir. Por último, para Estrella (Estela Díaz), el teatro es el pasado y su futuro está en la tranquilidad de un nuevo hogar.
La experiencia (Esmeralda), la esperanza (Eunice) y la inocencia (Estrella) conviven en este edificio en ruinas en ropa de cama y sobre una escenografía que dibuja una existencia residual. Con respecto a la actuación, la experiencia y la esperanza, serias, están encaradas a partir de un registro de actuación más cercano a lo dramático, con una construcción del personaje desde los sentimientos; en cambio, Estrella posee la mirada inocente del clown, construida como la que hace los golpes cómicos y, también, como “el bobo”. Es el bobo, y sin embargo, sus sueños no son burlados en la misma acción. El bobo sueña, es capaz de ver y buscar un futuro mejor.
Con respecto a la escenografía, cada elemento que conforma la escena está construido, de cierto modo, como una paradoja. Son objetos que seguramente han sido usados en espectáculos anteriores y que ahora, en el presente de la acción, son de uso cotidiano. Sin embargo, desde el punto de vista del espectador, los elementos conforman la escenografía.
Y esta paradoja se extiende hacia la obra en general. Los espectadores nos encontramos frente a un escenario que nos muestra su otra cara, las bambalinas. Un espacio que generalmente permanece oculto al espectador. La puesta no es un espectáculo, las actrices no están brindando una función, sino que se nos muestra lo más íntimo de ese teatro que habitan: los tapizados rasgados, las plataformas desordenadas y los telones sucios. Un teatro del cual imaginamos su pasado esplendor. Un teatro que devuelve lo que ellas le dieron. Un teatro que representa a estos tres personajes.

Dana Botti
Benjamín Slavutzky