Ficha técnica
Obra: Fernando
Gonzales, una velada metafísica
Director: Cristóbal Peláez.
Actores: (Juan David Toro, Diego Sánchez, Beatríz
Prada, Sergio Dávila, Juan David Correa, Jonathan Cadavid, Margarita Betancur,
María Isabel García, Ángela María Muñoz, John Fernando Ospina).
Exquisita,
brillante, provocadora y humorística. ¿Qué más se puede decir sobre esta obra
que no se haya dicho ya en Otra parte?
El jueves 28 de septiembre en el Teatro Sarmiento, de la mano del elenco de
Matacandelas, Fernando Gonzales, controvertido escritor y filósofo colombiano,
volvió a vivir en las tablas sanjuaninas. Dice Jean Paul Sartre: “La metafísica no es una discusión
estéril sobre nociones abstractas que escapan a la experiencia, es un esfuerzo
vivo por comprender desde adentro la condición humana en su totalidad”. Fernando Gonzales, una velada metafísica
se hizo espejo de este esfuerzo y nos propuso un teatro reflexivo, empático,
antropológico, epicúreo y ante todo, latinoamericano.
Una velada metafísica y brechtiana. En busca
de una suerte de ataraxia escénica, la obra penduló entre la escena y el
relato. Los actores entraban y salían de sus personajes, gestus que sirvió a la articulación constante entre el decir y el
mostrar. Entre los aspectos anti-ilusionistas contamos el discurso en tercera
persona, la descripción del personaje dicha al espectador, la incorporación de
cantos y el humor como técnica de distanciamiento en los momentos de gravedad
emocional.
Diálogos,
anécdotas, lirismo metafísico y pasión racional, a esta creación colectiva no
le faltó nada y, si bien puede que el espectador no conociera la vida y obra
del escritor colombiano, imposible fue no reconocer el realismo mágico que dotó
la escena de familiaridad y acortó la distancia entre obra y espectador. Asimismo,
no podemos dejar de mencionar la presencia en el texto del tradicional teatro
político colombiano.
Fue
posible rastrear la metafísica, promesa inscripta en el título, no sólo en el
tema, sino también en la puesta, a través de la elección y la combinación de
algunos elementos y soportes sígnicos. Estuvo presente la metafísica en su
expresión plástica, apelando a los objetos despoblados de tiempo, objetos casi
eternizados a través de una poética composición lumínica que estetizó las
imágenes escénicas. Esto se apreció principalmente con la aparición en escena de una pequeñísima
silla en la que el actor se sienta; acción bella y atemporal. Un instante con
valor propio.
Respecto
a la propuesta filosófica de la obra, destacamos la invitación a trascender la
religión en busca de una religiosidad experiencial. La obra propone dos
elementos esencialmente humanos, el humor y el mito, como instrumentos
para verdaderamente re-ligar a los espectadores; un humor que nos
da la posibilidad de reírnos de nosotros mismos, de nuestras propias creencias,
y un mito, el del génesis, que, aunque completamente desacralizado, vuelve a reunirnos
en comunidad a través de la risa. Finalmente, un teatro que, con su arte,
parece cumplir con la labor hoy inacabada de las instituciones clericales, la
reflexión y la vivencia comunitaria.
Jorge Fernández
Yanina Solís