Martha: …o cómo trascender sobre
la materialidad de los espacios.
Algo de animal
Actúan: Teresita Arce, María Carrizo, Gerardo Molina y
Armando Saputo.
Dirección: Gema Arias.
Texto: Gema Arias y extracciones de Biología (H.C.)
The Tía Choti
Actúan: Teresita Arce, Pato Lucero y Gerardo Molina.
Dirección: Teresita Arce y Pato Lucero.
Al salir, cierre el
gas
Creación colectiva: María del Carmen Carrizo, Sebastián Sosa
y Daniel Zalazar.
Tuétano
Creación colectiva: Gema Arias, Victoria Alvarado, Federico
Lucero, Paula Moreno y Roxana Orihuela.
Asistencia de dramaturgia: Guadalupe Suárez Jofré.
“Djos (analo(r)gia)”
Animales: Federico Lucero, Marcelo Gallardo y Nicolás
Rodríguez.
Dirección: Nicolás Rodríguez.
Vestuario: Diego Zalazar.
Música: Guillermo Cabrera y Nicolás Rodríguez.
Concepto sonoro: Nicolás Rodríguez.
Coreografía: Federico Lucero y Nicolás Rodríguez.
Texto: Nicolás Rodríguez y extracciones de la Santa Biblia.
Guía: Ana Videla.
Martha es un
ícono, una bandera, del teatro emergente local actual. Martha es la concientización de los y las hacedores con respecto al
espacio, al uso del espacio en la escena y a la falta de espacios
convencionales (salas de teatro) para el montaje de espectáculos escénicos.
Martha es la materialización, el oxímoron del sabernos con falta de público.
Para quienes no tuvieron la suerte, Martha
se realizó los viernes, sábado y domingo del mes de septiembre de 2015 en la
casa de una hacedora teatral (Gema Arias), con una capacidad máxima de seis
espectadores por función. Cinco propuestas espaciales (seis, con el conjunto de
ellas, denominada Martha) para seis
espectadores. Cinco espacios (seis, teniendo en cuenta la casa en su unidad)
para seis espectadores.
Martha: … o cómo
trascender sobre la materialidad de los espacios, tal es su título
completo, se conformó por un recorrido guiado a través de cinco
trabajos-búsquedas: Algo de animal (salita),
The Tía Choti (baño), Al salir, cierre el gas (cocina), Tuétano (comedor) y “Djos (analo(r)gia)” (terraza). Tal como se ve desde la escritura
de cada escena en el programa (algunos resaltan más elementos teatrales que
otros como el vestuario o el concepto sonoro; unos especifican texto, otros no;
otros entienden el texto directamente relacionado a la originalidad de las
palabras – Biblia o textos de
biología -; etc.), la propuesta en conjunto posee diferencias estéticas y en
cuanto a su relación con el espacio. La preposición “sobre” del subtítulo nos
hace pensar que cada propuesta va a tener algún tipo de enfrentamiento con el
espacio para lograr trascenderlo. A mi entender, creo, que esta es la
diferencia radical entre cada una de las propuestas. La apropiación espacial,
la dependencia espacial y la fusión (o el enfrentamiento) con el espacio.
Al salir, cierre el
gas y “Djos (analo(r)gia)” acontecen
estrechamente vinculados con el espacio en donde se montan, tanto en la
utilización del mismo como en su relación proxémica con el público. Son
trabajos que parecieran no poder sobrevivir en otro espacio que no sea el que
específicamente ocupan. Por otro lado, el resto de las escenas parecieran poder
montarse en lugares de dimensiones similares o con características propias de
la habitación de la casa en la que se producen.
Dejando de lado las valoraciones subjetivas, Martha comienza como una transacción
clandestina en la puerta del departamento donde va a ocurrir la acción. La guía
pide las entradas a los asistentes y los hace esperar cerca del lugar (no en la
puerta haciendo fila) para entrar. Pocas palabras se producen desde este
momento. Se abre la puerta y todos suben una escalera, en la que hay una poesía
de Daniel Zalazar donde se menciona a una Martha y a la que se le desvalora su
idea de la muerte cristiana.
El primer espacio que se visita es una habitación del
departamento, Algo de animal, en la
que hay dos mujeres y dos hombres, prácticamente, en ropa íntima, una de ellas,
en adelante Ella 1 (Teresita Arce) y ellos, de negro, y la restante (María
Carrizo), de blanco. Él 1 (Armando Caputo) arroja llaves a un recipiente
mientras el desplazamiento del resto repercute por el espacio sonoro de la
salita. Ella 2, que además de distinguirse en valor, posee otro tipo de
vestuario (camisón frente a calza y corpiño deportivo de Ella 1). Se suceden
distintas acciones de prevalencia de status alto de los de negro frente a Ella
2. La escena cierra en un círculo determinado por la recuperación del espacio
sonoro del comienzo pero alterando el rol de los hombres.
El segundo trabajo, The
Tía Choti, sucede en un pequeño baño en el que dos personajes grotescos
(Teresita Arce y Patricia Lucero) realizan una ceremonia del té mientras en la
claraboya del lugar un hombre (Gerardo Molina) intenta ingresar, sólo logrando
entrar los brazos. El té que toman ellas lo convidan a los espectadores. Todo
guiado por la risa rítmica y estruendosa de las personajes femeninas. Una vez
finalizada la tertulia, el recorrido sigue.
Al salir, cierre el
gas, se produce en una kitchenette en la que entran tres espectadores y los
tres restantes deben observar la acción desde el umbral de la puerta. Un
trompetista (Sebastián Sosa) Una mujer (María Carrizo) sale de la heladera, se
sube a la mesada, se engancha con un arnés que la une al techo y se abalanza
sobre el espacio. Es la escena más íntima de la propuesta, la trompeta suena
como un susurro que se balancea entre Beethoven y una composición
contemporánea. La proxemia permite visualizar absolutamente todo de la escena,
el sudor, los pliegues de la ropa, las rastas del músico, las pupilas de los
ojos, los olores de los cuerpos, el repiqueteo de los pistones del instrumento.
La guía conduce al público al comedor, donde hay un gran
número de actores/actrices/performers (Gema Arias, Victoria Alvarado, Federico Lucero,
Paula Moreno y Roxana Orihuela), la escena tiene tintes de los trabajos de los
80’ de David Linch. Tuétano. Hay
televisores que muestran detalles atemporizados de los que sucede en el
presente de la acción. Los cuerpos se mueven mecánicamente de un sitio a otro
realizando movimientos “sin sentido”. Es una adaptación libre de “El buitre” de
Franz Kafka, que pertenece a un trabajo de investigación que parte de una
cátedra de un instituto de formación terciaria. El aura del trabajo denota esta
pulcritud formativa, en la que están presentes diferentes orígenes escénicos
hacia el mismo estímulo creativo.
Por último, en la terraza recibe al público un ángel de
rastas que ha caído del cielo. Un ángel enorme e intimidante que provoca a
los/as espectadores con su mirada, sus grandes dimensiones y sus gestos. Este
personaje abre la medianera para una subescena en la que dos conejos cantan y
coreografean un rap que tiene como temática un pasaje bíblico. El ángel es una
especie de DJ que sostiene y complementa la escena desde el “foro”.
La
experiencia total de Martha abre el
panorama acerca de las búsquedas/experimentaciones estéticas cinco grupo de
hacedores y cómo se puede sobrevivir en una provincia donde los espacios
teatrales tradicionales carecen de horario o exceden las posibilidades de los y
las teatristas independientes. A su vez, continúa una línea de exploración
espacial específica en la que el espacio (valga la redundancia) es un elemento
esencial para la construcción y la composición escénica. Retomo el subtítulo
del espectáculo para suprimir el prefijo “sobre”, Martha se vuelve un espectáculo en la que las piezas son
trascendidas por los espacios, por espacios no agotados en cuanto a sus
potencialidades poéticas escénicas.
Benjamín Slavutzky
Benjamín Slavutzky