Ficha técnica
Obra: Donde el viento hace buñuelos
Obra: Donde el viento hace buñuelos
Autor: Arístides
Vargas.
Actores: Rubén
González Mayo y Rosa Yunes.
Escenografía: Laura
Villaflor.
Técnicos: Leandro
Martínez y Laura Villaflor.
Dirección: Rubén
González Mayo.
Donde el viento hace buñuelos fue representada en nuestra provincia
con anterioridad y muy buena recepción ,sin embargo, la puesta en escena
que se realizó el cuatro de mayo en el Teatro Municipal, sumó a la
aceptación generalizada, una cuota de emotividad transmitidas por
las actuaciones de Rubén González Mayo (Miranda) y Rosa Yunes (Catalina). La
afectación particular de los actores se debió al fallecimiento del periodista
local, Daniel Chango Illanes, suceso que fue mencionado por los
actores, conmovidos, al término de la función.
Como diría M. Bajtín, somos un cuerpo
atravesado de discursos. “Dónde el viento hace Buñuelos” escenifica ese
dialogismo que nos constituye y atraviesa. Miranda y Catalina despojados
de todo menos de las palabras, de sus historias, esperan su turno para dormir
- morir. Situación que por momento nos evoca la tercera edad, ese lugar
donde lo único que nos queda antes de partir son nuestros recuerdos, voces o
miradas del Otro que nos han formado o deformado. En algún momento de la vida,
el hombre se despoja de todo y se convierte en su elemento esencial, el relato.
Somos relato, relato sobre el otro, sobre nosotros mismos, relatos propios y
ajenos. Ante la muerte, la historia de nuestra vida, de nuestra
identidad. Mientras podamos relatar o escuchar algún relato
estaremos vivos. Miranda intenta retener a Catalina con sus historias:
_Miranda: No te duermas,
_ Catalina. Catalina: No puedo seguir despierta.
_Miranda: ¿Te conté sobre mi perro Buñuelo?
_ Catalina: Creo que sí.
_Miranda: ¿Te conté sobre mis novios?
_Catalina: Creo que sí.
_ Miranda: ¿Te conté...?
_Catalina: Ya no tienes que contar nada, nada.
La elección de un espacio completamente vacío, donde
situar a los amigos, destaca la funcionalidad y la importancia del elemento
lenguaje. Es a través del parlamento de los protagonistas que se construyen
posibles escenarios, los cuales aparecen y desaparecen como imágenes oníricas.
No puede haber ningún elemento en escena porque ello les otorgaría cierta
materialidad a estos personajes que son más bien figuras fantasmagóricas hechas
de palabra, de aliento. Esta ausencia de elementos físicos muestra la levedad
en la que se encuentran, solo los sostienen la débil gravedad de sus cuerpos.
El vestuario convencional de los protagonistas: pantalón y saco para él, y
vestido para ella, sirve de anclaje real
para estos cuerpos frágiles, a punto de volatilizarse.
Los desplazamientos escénicos aportan ritmo y estructura dramática. Estos movimientos
hacia la derecha (en el caso de Catalina) y hacia la izquierda (en el caso de
Miranda) ponen en marcha el mecanismo que hace avanzar la obra, esto es, los
saltos desde la situación de espera, a los momentos de recuerdo y
reflexión.
La iluminación, extradiegetica, focaliza dentro de la escena, el
cuerpo del actor
que está recreando su historia. Respecto a la direccionalidad
del elemento luz, se plantea un juego entre lo horizontal y
vertical. Mientras los personajes recuerdan, la luz es horizontal, cuando
reflexionan, solos o entre sí, es vertical. Recordemos la escena final donde
Miranda habla con Catalina, ya desaparecida, y mira al cielo, una luz en picado.
Finalmente hay que destacar la elección acertada del director respecto a este
juego de luces que de alguna manera nos remite a los ejes antropológicos de la
verticalidad y la horizontalidad, que son, en definitiva, los nudos en los
cuales se mueve la propuesta dramática: la horizontalidad: vinculación del
hombre con hombre, con la tierra, con la palabra, con el devenir de sus días, y
la verticalidad: relación del cielo con la tierra, del el hombre con la
divinidad y el misterio.
_Miranda:(Mirando
hacia arriba), ¿Qué hay allá, donde tu vives ahora? ¿Hay comida china por
ejemplo, hay balcones abiertos con pájaros a su amparo, hay utopías, allá dónde
ahora vives?
Yanina Solís
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