Ficha Técnica
Programa DICDRA (Desarrollo de la Investigación y la Creación Dramática)
lunes, 20 de diciembre de 2010
Cosas de chicas
Ficha Técnica
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Cuentos de misterio e imaginación
Ficha Técnica
Obra: El corazón delator
Elenco: Tatuajefalso
Autor: Edgar Allan Poe
Actúa: Emiliano Voiro
Puesta en escena y dirección: José Annecchini
El espectador encuentra un escenario despojado cuyo único elemento escenográfico es una silla e inmerso en una oscuridad rota sólo por un haz de luz proveniente de una lámpara. Surge, así, una imagen de gran potencia: el narrador, el protagonista, el asesino con su lámpara. El corazón delator de Tatuajefalso es una ilustración fiel del relato de Poe y no basta la potencia de esta imagen como adaptación: la puesta sufre de literalidad respecto de su original narrativo.
Por su parte, Emiliano Voiro encara con compromiso un texto difícil, alcanzando una nueva etapa en su crecimiento actoral. En cuanto al trabajo corporal, si bien hubo algunas búsquedas, éstas pareciesen concentrase en lograr llevar al cuerpo la minuciosidad descriptiva de las acciones del cuento como si se tratara de acotaciones escénicas para el actor. Tal vez la obra se desarrollaría de una manera distinta si Voiro lograra romper la lograda estructura del decir para materializar lo dicho en acción.
En el mismo nivel que la actuación, la literalidad de la que hemos hablado produce una “puesta ilustrativa”. Lo sonoro como recurso responde al orden de lo esperable en función de la fidelidad buscada. Las luces apelan a la creación de un clima nocturno y construyen un espacio neutro que le marcan al actor los puntos por donde debe desplazarse.
No obstante lo señalado, en las funciones que nos ha tocado presenciar, Voiro ha llegado con su actuación al público generando respuestas claramente asociadas con el género del terror. El corazón delator funciona como obra de teatro, más allá de la literalidad de la puesta.
Y es que hay relatos que nos hablan del mundo, hay otros que nos hablan de nuestra provincia, que es el mundo. De esto se ha visto y mucho en la Teatrina 2010. El corazón delator nos habla de un hombre que mata a otro a causa de una obsesión. Tatuajefalso apuesta a un relato de género, de un autor clásico, asociado con el fantástico y el horror. Poe nos habla del mundo, sí, pero de manera oblicua, no declamativa. Los géneros de los relatos Poe apuntan a una recepción más bien física o que nos llegan por esa vía. La reflexión, es posterior. Tal vez este sea este un camino a explotar por los hacedores del teatro sanjuanino, un teatro de género apto para todo público (no solo para el público iniciado) que no apele privativamente a la comedia o al melodrama, un teatro terror.
Dana Botti
Federico Hueso
Sergio López
martes, 14 de diciembre de 2010
Ovillo del deseo
FICHA TECNICA:
Obra: Luisa
Grupo: Lanotannegra
Autor: Daniel Veronese
Actuación: Lorena López
Asistencia Técnica: Javier Cerimedo
Puesta en Escena: Natacha Saez - Juan Francisco López Búbica
Asistencia de Dirección: Juan Francisco López Búbica
Dirección: Natacha Sáez
No ha quedado demostrado, ni mucho menos,
que el lenguaje de las palabras sea el mejor posible.
Antonin Artaud
Ovillando una historia, Luisa espera. Tarareando, espera. Con los pies en el aire, cuenta... Que Agustín volvió, que me dijo reina, mamá, que mi hombro parecía una colina de sal…
Lorena López permite que el texto de Veronese la habite. Con un manejo profundamente plástico de su cuerpo, crea a Luisa y a partir de ella se desdobla en Agustín y en su madre. El trabajo gestual, la voz y la actitud corporal, precisos, concretan una actuación que articula de manera fluida un personaje con otro: los vemos moverse, los escuchamos hablar y, paulatinamente, nos permiten ingresar en un mundo donde conviven la represión y el deseo.
La austeridad en los elementos escenográficos y de utilería reafirma un concepto que consideramos clave en toda la puesta: la sobriedad. Esto realza la interpretación, marcando un contraste con la abundancia de significados disparados desde la actuación.
De la misma manera que la economía de elementos escénicos permite la explosión del significante, el diseño lumínico ajusta el espacio actoral, construyendo alrededor de Luisa, acorralándola, restringiéndola. En un plano de significación distinto, la luz, ratifica mediante variaciones en la intensidad lumínica, las ondulaciones del relato producto de la tensión entre represión y deseo. En este marcado dialogo entre la luz y la actuación, se destacan las secuencias coreográficas que incorporan otro código de gran intensidad, la música.
Si bien la presencia de la música se hace evidente desde el comienzo de la obra, no sólo en el tararear de Luisa, sino principalmente en la rigurosidad matemática del manejo de los tiempos en la coordinación actuación-luces; es a partir de las coreografías que se instaura una nueva dimensión del personaje. La irrupción de la espectacularidad coreográfica pone al descubierto un mundo fantástico donde Luisa, absorta en su interioridad, es poseída por la intensidad de una emoción que detiene el correr del tiempo en una narración circular que es metáfora de su memoria, y por ende de su historia. En esta estrategia de vaivén entre fluires y remansos narrativos, se pone de relieve la efectividad de la obra, con una fuerte organicidad desde lo actoral y un trabajo de dirección preciso en el resto de la puesta.
Lanotannegra, propone reírnos de nosotros mismos a través de Luisa, logrando que de alguna manera nos identifiquemos con la protagonista desde el planteo visceral de sus conflictos. El elenco trabaja desde una búsqueda estética intensa que, sin embargo, no concluye en una propuesta hermética, lo cual permite la inclusión de un público muchas veces no habituado a presenciar teatro sanjuanino.
Dana Botti
Federico Hueso
Alejandra Silva
jueves, 2 de diciembre de 2010
El teatro que reflexiona sobre la inocencia
Ficha Técnica
Obra: Un país inocente
Grupo: Ciertas mujeres de Teatro de Arte
Autora: Tania Leyes
Actúan: Mónica Calvo, Katy Moya, Pilar Murcia y Ruth Ovin
Técnica: Romina Martín
Músico: Fabricio Montilla
Dirección: Tania Leyes
Ayudante de dirección: Estela Rodríguez
Desde una pequeña habitación, cuatro lucecitas alumbran la oscuridad de una sociedad cruel, necia y banal. La historia sangrienta y perturbadora de nuestro país es mostrada a partir de la ternura femenina. Un relato poético que requiere de la cercanía, de los necesarios sonidos referenciales, de una precisa cuota de luz y una intimidad que solo la afectividad puede revelar. Un país inocente es todo eso y más.
Esta obra propone una búsqueda en nuestra historia desde la capacidad de amar de cuatro mujeres. Personajes llenos de enigmas que ahondan en su ser femenino, y reflexionan sobre las formas de la protección. Tania Leyes, la autora, compromete desde la palabra las acciones de sus actores; aunque el trabajo actoral deja ver diferencias entre las experiencias de las actrices. Digamos a favor, que cada uno de los personajes ha logrado el contraste anímico que requiere la trama. Las actuaciones basadas en una sencillez expresiva, despliegan humanidad y logran en conjunto un equilibrio donde gana la ternura. Mónica Calvo moviliza emociones desde Daniela, un personaje hermoso, bien construido, con una voz encontrada que rearma la estremecedora historia del país. Katy Moya, Martha, la madre, se encuentra en el difícil trance de representar la guía del refugio y la dureza de salvar a las demás por amor. Ruth Ovin, Nora, con una dulce gestualidad y toques de humor. Pilar Murcia, Graciela, quien anima y arriesga armar un personaje impaciente por vivir. Desde lo efímero de toda construcción actoral, estas actrices no dejan de estar atentas a la propia vida de la puesta. ¿Y qué obra no está expuesta a los límites de su propia teatralidad? Así este trabajo redescubre el mundo de lo afectivo y lo volátil enfrentado a la muerte, mientras que sus actrices dan forma y cuerpo a lo inconmensurable del miedo. Estas mujeres (estos personajes) nos entregan pequeños deslumbramientos (aún entre las fluctuaciones de las actuaciones) y aquí reside su carácter teatral. Cuatro actrices que titilan, con sus más y sus menos, durante unos momentos. Qué bonita forma de buscar en la realidad.
Todo este trabajo, es justo decirlo, está dirigido con celo por Tania Leyes. Quien ha buscado encontrar en el repudio a lo criminal de la historia argentina la ternura de los pequeños seres que la sufren. La obra plantea una breve historia que nos habla desde los vestigios de la afectividad y su representación escénica. A su vez, cierto carácter visual afirma la narración interior, trazos de una realidad que como mundo es casi desconocida, la experiencia del exilio interior, del autoaislamiento. Lo que entendemos por significado teatral se ve cohesionado por una historia y una representación que está oculta en una retórica de la interioridad. Esos personajes, esos cuerpos de mujer, reescriben los silencios del dolor, el propio y el social, y lo significan en imágenes de la ternura.
Por otra parte, existe al interior del movimiento teatral sanjuanino un proceso de maduración que lleva a producir obras que, como Un país inocente, fueron necesarias en el pasado de nuestra provincia, pero que no estuvieron (por obvias razones o no) y ese pasado tiende a completarse en un camino tardío, pero ineludible. ¿No hay algo de esto en el Festival por la Memoria?Toda la estética ligada a la cooperativa Teatro de Arte está en este proceso. Ver esta puesta, es leerla en el sentido de una transformación que involucra otros crecimientos y gestaciones del movimiento teatral local y de las estéticas que conviven en él. La Cooperativa Teatro de Arte es un pequeño laboratorio que con fragilidad prueba textos y actores, discursos y técnicas. Así, cuando se pida audacia y fuerza de rasgos a las obras locales, pensemos en el abanico generacional de nuestro teatro, en sus tiempos y posibilidades.
Jorge Fernández
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Locos a Tar
– Si eres un gran pianista y te corto un brazo, ¿qué haces?
– Me dedico a pintar […]
– Si eres un gran pintor y te corto el otro brazo, ¿qué haces?
– Me dedico a bailar.
– Si eres un gran bailarín y te cortan las piernas, ¿qué haces?
– Me dedico a cantar.
– Si eres un cantante y te corto la garganta, ¿qué haces?
– Como estoy muerto, pido que con mi cuerpo se fabrique un hermoso tambor.
– Y si quemo el tambor, ¿qué haces?
– Me convierto en una nube que tome todas las formas.
– Si la nube se disuelve, ¿qué haces?
– Me convierto en lluvia, y hago que nazcan las hierbas.
– Ganaste. Me sentiré muy solo el día que no estés.
– Si algún día te sientes solo busca la maravillosa ciudad de Tar.
martes, 9 de noviembre de 2010
Fando y Lis
FICHA TECNICA:
Dirección y puesta en escena: Rosita Yunes
Asistencia de dirección/técnica: Marta Sisterna
Diseño escenografía y vestuario: Grupo Sobretabla
Diseño e iluminación: Leandro Martínez; Laura Villaflor;
Rubén González Mayo
Texto: Fernando Arrabal
Actores: Juan Bercerra (Fando); Andrea Gentili (Lis);
Virginia Martínez (Namur); Laura Villaflor (Mitaro);
Leandro Martínez (Toso).
El pasado 15 de agosto en el marco del Segundo Festival Nacional de Teatro “Ruptura”, se presentó la obra “Fando y Lis” del grupo teatral Sobretabla bajo la dirección de Rosita Yunes. Con texto de Fernando Arrabal, durante los cuarenta minutos que duró la función, el público sanjuanino tuvo una sobredosis de teatro del absurdo, con Ionesco y Beckett sobrevolando la escena. En cuanto al argumento poco se puede decir, ya que la obra deja de lado la lógica narrativa de causa y efecto y tal como ocurriría en un poema las imágenes y situaciones tienen la función de acumular e intensificar el mismo tema “el absurdo” en todas las facetas, que ya en este siglo XXI, conocemos de memoria: la soledad, la incomunicación, la opacidad del lenguaje, el fracaso de la ciencia y de la razón, el discurso de la historia como una más de tantas versiones, y por supuesto, la ausencia de dios.
A los personajes, a estos viajantes solo les ha quedado la presencia cruel y necesaria del Otro y la inercia de caminar para llegar a Tar, un sitio nuevo, no sabemos si mejor. En cuanto a la puesta, la obra propuso una escenografía simple y más bien despojada de cualquier elemento que pudiera distraer al espectador del único protagonista de la noche “el texto”. En el centro del escenario un árbol les marcaba a los personajes su movimiento cíclico y circular alrededor del mismo, una buena forma de solucionar los tiempos escénicos cuando se elige tener a todos los personajes juntos en escena diciendo largos parlamentos. Mientras estos personajes, siguiendo una extraña lógica espacial, caminaban, se desplazaban y se tocaban, la luz nos iba indicando dónde debíamos poner nuestra atención, apelando a un recurso sencillo pero siempre eficaz. Respecto a las actuaciones, Juan Becerra (Fando) se destacó sobre las demás, y esto ocurrió así, ya que de los cinco actores en escena fue al único cuyos parlamentos pudimos oír claramente y sin problema de dicción. No obstante, el esfuerzo de los actores se hizo notar, no así la presencia de una poética de dirección definida que guiara este esfuerzo.
Para concluir, podríamos decir que la ausencia de dicha poética convirtió la obra en un buen intento sin armonización ni organicidad, elementos estos que hubiesen evitado lo que finalmente sucedió, esa sensación “zapping” de estar viendo más de una obra a la vez.
Yanina Solís