lunes, 14 de diciembre de 2009

Teatrina 2009: Fiesta de todos




Convocados por las ilustraciones de Suarez Jofré durante cinco días los amantes del teatro vivimos la fiesta. No es fácil concebir el hecho teatral sin su público, tampoco lo es sin el entusiasmo. Este compromiso se renovó ampliamente. Múltiples espacios, propuestas diversas, para todo público, adultos y niños, y para todos los gustos, para los amantes de la danza, del teatro de la imagen, o del teatro con predominio de la palabra. Autores argentinos como Daulte, Gambaro, un español como Galceran, un sanjuanino como Carta, o creaciones colectivas dieron cuenta de la vitalidad de nuestra escena.
La Teatrina constituye para nosotros -Programa DICDRA- el momento privilegiado para entrar en contacto con la praxis del presente y no del pasado -hacemos historia- con toda la fuerza vivencial de la actualidad y la adrenalina que implica ver dos o tres obras por jornada y luego escribir sobre ellas. Así, en este 2009 nos integramos a la comunidad teatral mediante su voluntad de convocar a todos, de sumar, de festejar, y homenajear. En un clima de armonía, miembros del grupo realizaron el desmontaje de la puesta La otra, participaron en el documental homenaje a Oscar Kümmel, Violeta Pérez Lobos y José Campus, explotaron en un cerrado aplauso cuando Oscar levantó su premio feliz y emocionado, en el acto de apertura.
De la mano de nuestros teatristas nos internamos en los mundos posibles de una casa en la llanura pampeana donde un destino de sangre y muerte se adueñaba de la vida de una joven Antígona. Viajamos hacia la realidad lírica interior -danzada y teatralizada- de niñas-mujeres-madres; también, hacia las confusiones de dos mujeres y la historia de un crimen difícil de contar. Recorrimos las imágenes destructivas de la inocencia arrebatada, la soledad, la desesperación, que pueden suceder un domingo por la tarde; asistimos a las pruebas finales de cuatro candidatos para obtener una plaza de ejecutivo, a los momentos históricos de la Revolución Francesa, a los hechos extraordinarios en el Nunca Jamás, para concluir en una peluquería donde se expusieron los cuerpos en la relación dominador-dominado.
En ese tan particular planeta que es nuestro teatro local, varios de los espectáculos nos atraparon y nos conectaron emocionalmente a sus universos, regalándonos con frecuencia sorprendentes casos de calidad y calidez interpretativa. Sobriedad y justeza, sensualidad y comunicación hicieron que cada espacio de la escena se resignificara para acariciar o golpear los sentidos del espectador.
Como esculpiendo a cada segundo la emoción, en muchas situaciones de los espectáculos, se alcanzaron momentos sublimes cuando desde la voz, desde los textos, desde la dramaturgia de los cuerpos, que en la casi totalidad de las obras nacieron del desgarro, dejaron claros los conflictos de los personajes.
Esta fiesta teatral ha resultado, para muchos, un refugio de la buena voluntad del arte y también de la excelencia, donde casi nada quedó librado al azar, síntesis lograda entre el cuerpo, el espacio y la palabra.

Alicia Castañeda
María Cristina Castro

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