domingo, 23 de noviembre de 2014

Sillas flotantes

Ficha Técnica

Espectáculo: Let's face the music and dance (3 piezas breves)
Dirección: Héctor Böhamia (Alemania)
Pieza: Enfant quit fait des fugues (2005)
     Autoría y actuación: Héctor Böhamia
     Ingeniería sonora: Hanns Weigelt.
     Attrezzo e iluminación: Jacqueline Wright.
Pieza: ¿Me quisiste, alguna vez…? (1998).
     Autoría: Samuel Beckett
     Actuación: Héctor Böhamia
     Música: Kurt Weill- Carlos Gardel (sobre diseño de Matthias Hänchel)
Pieza: Yo-Yó (1998)
     Autoría: Héctor Böhamia (Basada en la Danza Giratoria de Dore Hoyer).
     Asesoramiento coreográfico: Suzanne Linke.

Foto: Javier Gómez

Sillas volantes. Sillas colgando de una parrilla de un escenario desnudo. Decenas de PAR 1.000 al descubierto. Tres piezas. Un hombre. Música. Tres músicas. Danza. Ritmo.
El hombre entra en el espacio escénico. Resalta momentos musicales con el azote del cuerpo. Jazz. Sus labios se mueven. ¿Qué dicen? ¿Qué idioma hablan? Parecen labios de un hombre en una pecera, de un hombre en una sala de experimentos. ¿Qué dicen esos labios que se mueven y no sueltan aliento? Su mirada. Está dirigida hacia el público. ¿Suplica? Un nuevo golpe sobre los muslos. Pequeños cambios. Rond de jambe en punta. Las sillas siguen en el aire. Tras el saco de tres botones asoma una musculosa con cuello tortuga. Sus pies portan botas. Si uno mira rápido, todo es negro: el telón de fondo, el traje, las botas, el pelo. Lo que corta el negro es la musculosa, las dos calles altas y los contras. Luces sin filtros. Las luces, como el escenario, desnudo. Él porta dos piezas. Fin de la pieza.
Una luz cenital recortada reduce la totalidad de las sillas a una sola, la central. Mano a mano. Él entra. Tiene zapatos de baile con taco. Taco que va a saber resonar contra las tarimas del escenario. Una malla corta. Una malla holograma. Su torso cambia de color con las luces y sombras. Corte. Mira hacia izquierda. ¿Es el nuevo muchacho del arrabal porteño? Su pelo engominado hacia atrás, su enterito psicodélico y sus zapatos de mujer. Tango. Tres versiones mano a mano con un sujeto. ¿Quedaron cuentas chicas? ¿El otario que tiene tuvo que cargárselas? Ruido. Dos posiciones bajas. Una lo transforma animalescamente. La otra, con los dedos de las manos en forma de antifaz, parece un juego. La silla sigue en el aire. Seis elipsoidales hace rato calientan la escena. El cuerpo se desploma por la fuerza de la gravedad.
Nuevo enterito, esta vez, negro. Por vez primera se ve el pelo suelto de Héctor Böhamia. Un manto, una túnica, una tela negra cubre su espalda. El bolero. Primera vuelta. El manto/tela/túnica flamea chocando contra el viento. El quinto círculo es aparentemente mayor a los cuatro primeros. No va a haber regularidad en el perímetro. Un brazo sale despegado del torso. Giros. El cuerpo gira. Dedos. Primera y segunda falange. Dedos. La totalidad de los dedos. El brazo vuelve al cuerpo. Giros. La tela gana protagonismo. Un instrumento de la orquesta se suma a la totalidad. La sumatoria de elementos da como resultado un solo elemento. Mientras tanto el manto ha vuelto al cobijo del cuerpo. A la espalda del cuerpo. Giros. El hombre gira. Por lejos que esté de lo que sucede en la escena, llega a la mente la imagen de una escoba. El equilibrio comienza a jugar su falsa pasada. Giros. El sujeto gira. ¿Hay sillas en el aire? Giros. Siguen los giros. Motores de movimiento: hombro, codo, muñeca, dedos. Un dedo que acusa. Giros. Dos que niegan. Giros. El tronco comienza a inclinarse más de la cuenta. Los tobillos deben estar trabajando mucho. Tres. Segunda caída. Un apagón.



Benjamín Slavutzky

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