Ficha Técnica
Espectáculo:
Let's face the music and dance (3 piezas breves)
Dirección: Héctor Böhamia (Alemania)
Pieza: Enfant quit fait des fugues (2005)
Autoría y actuación: Héctor
Böhamia
Ingeniería sonora: Hanns Weigelt.
Attrezzo
e iluminación: Jacqueline Wright.
Pieza: ¿Me quisiste, alguna vez…? (1998).
Autoría: Samuel Beckett
Actuación: Héctor Böhamia
Música: Kurt Weill- Carlos Gardel
(sobre diseño de Matthias Hänchel)
Pieza: Yo-Yó (1998)
Autoría: Héctor Böhamia (Basada en
la Danza Giratoria de Dore Hoyer).
Asesoramiento coreográfico: Suzanne Linke.
Foto: Javier Gómez |
Sillas volantes. Sillas colgando de una
parrilla de un escenario desnudo. Decenas de PAR 1.000 al descubierto. Tres
piezas. Un hombre. Música. Tres músicas. Danza. Ritmo.
El hombre entra en el espacio escénico. Resalta momentos musicales
con el azote del cuerpo. Jazz. Sus labios se mueven. ¿Qué dicen? ¿Qué idioma
hablan? Parecen labios de un hombre en una pecera, de un hombre en una sala de
experimentos. ¿Qué dicen esos labios que se mueven y no sueltan aliento? Su
mirada. Está dirigida hacia el público. ¿Suplica? Un nuevo golpe sobre los
muslos. Pequeños cambios. Rond de jambe en punta. Las sillas siguen en el aire.
Tras el saco de tres botones asoma una musculosa con cuello tortuga. Sus pies
portan botas. Si uno mira rápido, todo es negro: el telón de fondo, el traje,
las botas, el pelo. Lo que corta el negro es la musculosa, las dos calles altas
y los contras. Luces sin filtros. Las luces, como el escenario, desnudo. Él
porta dos piezas. Fin de la pieza.
Una luz cenital recortada reduce la
totalidad de las sillas a una sola, la central. Mano a mano. Él entra. Tiene
zapatos de baile con taco. Taco que va a saber resonar contra las tarimas del
escenario. Una malla corta. Una malla holograma. Su torso cambia de color con
las luces y sombras. Corte. Mira hacia izquierda. ¿Es el nuevo muchacho del
arrabal porteño? Su pelo engominado hacia atrás, su enterito psicodélico y sus
zapatos de mujer. Tango. Tres versiones mano a mano con un sujeto. ¿Quedaron
cuentas chicas? ¿El otario que tiene tuvo que cargárselas? Ruido. Dos
posiciones bajas. Una lo transforma animalescamente. La otra, con los dedos de
las manos en forma de antifaz, parece un juego. La silla sigue en el aire. Seis
elipsoidales hace rato calientan la escena. El cuerpo se desploma por la fuerza
de la gravedad.
Nuevo enterito, esta vez, negro. Por vez
primera se ve el pelo suelto de Héctor Böhamia. Un manto, una túnica, una tela
negra cubre su espalda. El bolero. Primera vuelta. El manto/tela/túnica flamea
chocando contra el viento. El quinto círculo es aparentemente mayor a los
cuatro primeros. No va a haber regularidad en el perímetro. Un brazo sale
despegado del torso. Giros. El cuerpo gira. Dedos. Primera y segunda falange. Dedos.
La totalidad de los dedos. El brazo vuelve al cuerpo. Giros. La tela gana
protagonismo. Un instrumento de la orquesta se suma a la totalidad. La
sumatoria de elementos da como resultado un solo elemento. Mientras tanto el
manto ha vuelto al cobijo del cuerpo. A la espalda del cuerpo. Giros. El hombre
gira. Por lejos que esté de lo que sucede en la escena, llega a la mente la
imagen de una escoba. El equilibrio comienza a jugar su falsa pasada. Giros. El
sujeto gira. ¿Hay sillas en el aire? Giros. Siguen los giros. Motores de
movimiento: hombro, codo, muñeca, dedos. Un dedo que acusa. Giros. Dos que
niegan. Giros. El tronco comienza a inclinarse más de la cuenta. Los tobillos
deben estar trabajando mucho. Tres. Segunda caída. Un apagón.
Benjamín Slavutzky
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