viernes, 6 de noviembre de 2009

Domingo por la tarde [estado ingrávito]

Ficha Técnica

Autor: Daniel Quinteros
Actores: Javier Cerimedo y Juan Francisco López Búbica
Diseño escenográfico: Lorena López
Diseño de iluminación: Natacha Saez
Asistencia técnica: Lorena López
Fotografía: Estudio a Pedal
Diseño gráfico: Javier Cerimedo
Puesta en escena y dirección: Natacha Saez


La existencia se debate a través de un juego…

¿A qué juego… blanco o negro?


Sobre una pared se proyecta la sombra de un personaje en precario equilibrio; mientras avanza contra la luz las palabras abren el juego: D de delfín, E de elefante, F de flamenco, G de gato, H de hiena, L de lemur… Sentado de espaldas al juego, el eco desde otro personaje vuelve aún más vacías las palabras, es preciso darles sentido con la acción.

El debate se plantea en torno al desdoblamiento de la identidad humana, un estar parado sobre el filo de una navaja: un “deber ser” o un “merecer ser”. Así, estado ingrávito sería construir el lugar de libertad desde donde tomar esta decisión.

El elenco Lanotannegra… comienza la construcción de este lugar desde un planteo escenográfico que hace del espacio en todas sus dimensiones un gran protagonista. Aunque la primera impresión sea de despojamiento (en escena sólo hay un taburete y un andamio), con el transcurso de la obra, los elementos escenográficos se multiplican: asistimos a la ambigüedad de los planos horizontal y vertical por el uso del cuerpo de los actores contra las paredes y el piso de la sala; y al desmembramiento del plano horizontal con el uso focalizado de la luz que crea diversos niveles escénicos.

En la relación cuerpo-pensamiento se destaca la labor de dirección en cuanto que potencia la destreza física y la capacidad de construcción psicológica de un personaje; entendiendo esta elección como búsqueda de coherencia entre todos los elementos que conforman la puesta.

La palabra es indicio que acota el universo del discurso, reconstruyendo la historia del personaje a través del fluir de conciencia, la convención y lo lúdico. A la complejidad anterior se suma el desdoblamiento en dos enunciadores, uno que asume lo que dice y un eco que reproduce palabras, acentuando la interioridad de conflicto.

Allí donde la palabra deja de significar el cuerpo es metáfora y se convierte en discurso: es carga, es peso, se desploma, lucha, embiste una y otra vez, es secuencia, quiere dejar de ser cuerpo para ser partículas de sangre flotando en el aire. El cuerpo es palabra a dos voces, es contrapunto entre el deseo de liberación y la pulsión autodestructiva.

El tercer eje sobre el que se apoya esta propuesta es la luz. No ya como efecto técnico sino como portadora de sentido, e incluso como un tercer actor que ingresa a escena modificando el espacio, hiriendo los cuerpos, sometiéndolos a su intensidad y elevando la apuesta escénica de este elenco hacia la precisión.

No es sólo un juego de palabras, se va la vida en él. Lanotannegra… propone el filo de una navaja como reflexión estética, hace del riesgo su elección y pone al espectador en la cornisa de tomar una decisión. El juego ya comenzó, hay veintisiete letras para jugar.


Federico Hueso

Alejandra Silva



3 comentarios:

  1. como hablamos, el analisis se lo dejo a los q saben.
    ALE, felicitaciones porq la critica es otro arte..
    agradezco la interpretacion, me encanto. acoto ademas que el disparador de imagenes constante que recibe el espectador es IMPRESIONANTE e imoposible de no mencionar.
    Si bien no hay planteo de "relacion Con el espectador", la obra, COMO BUENA obra, logra llegar y crear tantas sensaciones q es lo que nos quita el aliento y nos hace seguir hablando de ella LUEGO

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  2. A mí me pasó lo mismo, por momentos, por la música y la interpretación de los actores, quería llorar...

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  3. Fede y Alejandra, gracias por la critica.
    Un abrazo grande

    juanfra.-

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