domingo, 29 de noviembre de 2009

Delicada niñez



Ficha Técnica

Obra: Mamita. Oda a mi niña

Grupo: Lunatics Danza+Teatro

Autores: Ada Valdez y Joaquín Martínez

Actúan: Susana Matellán, Yanina Valdez, Elina Jofré, Luciana Rago, Andrea Collado.

Composición Musical: Joaquín Martínez

Voz: Sandra Amaya

Violoncello: José Luis Di Marco

Oboe: Fátima Barrio

Flautas: Diego Cortéz

Percusión: Roberto Salim
Guitarras: Francisco Ariel Prado

Teclados: Joaquín Martínez

Grabación, edición y masterización: Francisco Ariel Prado
Iluminación: Natacha Saez, Emiliano Voiro

Sonido: Maximiliano Dávila Zarracán

Vestuario: Luchi Rago, Gema Cabana

Composición Coreográfica Teatral: Ada Valdez

Dirección: Ada Valdez

Cinco mujeres evocando, descubriendo la niñez anidada en sus recuerdos. Desplegando al unísono o por separado, un tiempo cargado de aventuras y sensaciones. Desde el ejercicio constante de lo lúdico,
Mamita nos invade con un relato fresco, divertido, ingenuo, tierno y fragmentado.

A partir de un extenso proceso de exploración de las capacidades expresivas del cuerpo y del movimiento, el debutante elenco Lunatics Danza+Teatro, presenta un espectáculo disfrutable, que no escatima en episodios de humor, juego y disparate. El ingenioso programa de mano nos invita a transitar el mundo de la infancia femenina. Al inicio el espacio es reducido, por lo que los cuerpos se tocan y buscan intersticios para respirar y escapar. ¿Escapar de qué? ¿De las limitaciones que imponen los mandatos sociales? De allí en más se alternan escenas en diferentes ángulos del escenario, en las cuales las intérpretes con elementos tomados del
contact, irán diseñando el espacio teatral.

Dosis de fantasía, cotidianeidad y abstracción, oportunamente unidas en un lenguaje corporal expresivo y también emocional, se insertan en una estructura discontinua que suele caracterizar a la danza-teatro. De este modo, podemos presenciar desde un coro de niñas aplicadas y muy “femeninas” hasta el surgimiento de un extraño monstruo onírico. En esta puesta de claro vuelo poético, se destacan dos escenas por su unidad y fuerza dramática. Por un lado, cuando una mujer es acunada por el resto, con cuerpos que sostienen, abrazan, mecen y abrigan. Por otro, la última escena en la cual las mujeres le ceden su lugar a las muñecas, que delicadamente se sientan, se peinan, se miran; un momento que encarna ese abrazo a la niñez, y que a la vez es un intento por despojarse y así descubrir el ser mujer.

Pese a ser muy fragmentada y reiterativa, la propuesta musical de Joaquín Martínez, logra amalgamarse con el todo, y especialmente en las escenas mencionadas, se resignifica para potenciarlas intensamente. Por otra parte, la puesta de Ada Valdez se caracteriza por la presencia de (muchas) buenas ideas, algunas de ellas apenas esbozadas, como es el caso de la escena de la bicicleta, lo que atenta contra el ritmo y la dramaturgia. En este sentido, creemos que si bien presenta algunos pasajes con escaso desarrollo y el excesivo uso de los apagones aletargan peligrosamente la obra, las escenas de humor y de ternura contrastan con inusual brillo. Con detalles y sutilezas, la frescura de la puesta reside en la simplicidad de las emociones que expresa, lo que la convierten una pieza visualmente atractiva.

Mamita es un homenaje a la niñez, a esa niña que albergan los cuerpos de tantas mujeres. Delicadamente, nos invita a sumergirnos en un viaje íntimo, en el cual se pone a prueba nuestra capacidad para imaginar, evocar y en algunos casos hasta añorar.

Norma Velardita

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