jueves, 19 de noviembre de 2009

El teatro de La Historia.

Obra: Los sueños de la razón
Grupo: Círculo de Tiza Teatro
Género: Drama histórico
Autor: Juan Carlos Carta
Actúan: Cristian González, Ernesto Kuchen, María Victoria Díaz, Luciana Capriotti, Silvina Montenegro, Karin Ortiz, Jorge Porres, Daniel Clavijo, Erica Gutiérrez, Andrea Huertas y Silvio Guevara
Puesta en escena y dirección: Juan Carlos Carta


En escena una plataforma de superficie blanca con una inclinación de unos treinta grados aproximadamente que culmina en un plano paralelo al suelo. La primera imagen: un grupo de cuerpos sin movimiento al fondo de la plataforma, unos sobre otros, con una disposición como de “fosa común”; en la superficie blanca, líneas de sangre trazan una trayectoria descendente desde los cuerpos inmóviles. Debajo, a ambos lados de la rampa, dos actores vestidos de negro. Uno de ellos da comienzo al relato, establece el lugar y tiempo del la obra: Francia en la “antesala” de la revolución.

Sobre la superficie blanca se proyecta una serie de imágenes de diversa índole: sangre (delineada o goteada), La libertad guiando al pueblo de Delacroix, nubes que pasan, un primer plano al rostro lloroso de la asesina de Marat, Charlotte de Corday, una secuencia de montaje en la que el rostro de Danton se convierte en el de Robespierre y viceversa, y, finalmente, obras de Goya, autor del grabado del que se extrae el la frase que da nombre a la obra: los sueños de la razón. Al título de la pieza de Juan Carlos Carta le falta el cierre del grabado: produce monstruos. Son estos monstruos los que el espectador debe esperar en escena.

Cuando los actores se posicionan en este punto del espacio escénico que hemos mencionado, funcionan como locutores del discurso histórico, este “rol” es intercambiable. Por otro lado, el relato histórico evoca personalidades que adquieren presencia escénica como personajes: Danton, Robespierre, Marat, Charlotte de Corday, María Antonieta, Goya. Cuando hay representación, los actores que no ocupan el rol de locutor forman coros que representan los grupos antagónicos que intervinieron en el proceso de formación de la I República.

Los discursos de los personajes y los discursos de los grupos ilustran, exploran, y/o discuten los hechos relatados desde el nivel de “lo histórico”. El monólogo de María Antonieta funciona como un desmontaje de la ciencia histórica, develándola discurso. Sabemos el cariz que la figura de María Antonieta adquiere en los tiempos de la revolución, por lo tanto, es significativo que este movimiento lo haga su personaje.

Los discursos están regidos por una voz en off, similar a la de un narrador omnisciente que rompe con la simultaneidad de la serie de voces de los niveles descritos. Es esta voz rectora la que lleva la posición ideológica de la obra, la que enuncia que es el pueblo la cantera y quien carga con las consecuencias de las revoluciones y contrarrevoluciones. En el devenir del relato escénico, los discursos de los ideólogos de la revolución aparecen como causas de la misma, es la hora de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Al final del relato, estos, aparecen como los promotores de las matanzas. En esa dirección corre el discurso rector de la obra, la misma en que corre el discurso histórico tradicional: sube a escena a personajes que se vienen dibujando desde fuera del teatro de los acontecimientos y su lugar es ocupado por nuevos una vez que han desempeñado su papel, esta visión de la historia sigue siendo la de La Historia.

Dana Botti
Sergio López

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