viernes, 27 de noviembre de 2009

Tres llaves que por fin abren a un gran espectáculo

Ficha Técnica
Obra:
Tres llaves, una puerta y algo más en Nunca Jamás
Grupo: Sobretabla.
Autores: Daniela Méndez, Virginia Martínez, Marta Sisterna, Andrea Gentili y Laura Villaflor.
Actúan: Andrea Gentili, Laura Villa flor, Marta Sisterna, Virginia Martínez.
Diseño de Vestuario: Laura Villaflor
Realización de vestuario: Sobretabla
Diseño escenográfico: Daniela Méndez
Realización escenográfica: Hugo Moreira – Sobretabla
Música original: Cristian Espejo
Puesta lumínica: Rubén González Mayo
Asistente de escenario: Leandro Martínez
Puesta en escena y dirección: Rubén González Mayo

Se encienden las luces y Rojo, el Topo, Azul y Peter encuentran que las cosas andan mal en Nunca Jamás. Este será el punta pie inicial para que los personajes salgan a mostrarnos la aventura que hace tiempo esperamos del teatro infantil sanjuanino.

Un viejo árbol sabio les dice en forma de oráculo que para solucionar sus problemas deberán encontrar tres llaves para abrir una puerta que les dará la respuesta. Uno como espectador se pregunta: ¿cómo resolverán teatralmente estos actores su búsqueda?, ya que cada llave corresponde a los diferentes reinos de estos personajes. Rojo (Andrea Gentili) capitanea los cielos con su avión, el Topo (Marta Sisterna) es un divertido excavador de las profundidades terrestres, y Azul (Laura Villaflor) un presumido ser de los mares.

¡Qué feliz que se siente uno cuando todo aquello se resuelve desde la imaginación, y sobre todo desde lo actoral! El Topo con su gracia, junto a su amigo Rojo, le agrega el ritmo esencial para que la obra sea para matarse de la risa. Esta dupla con sus juegos de preguntontas, equivocaciones obvias convierte a estos personajes en queribles y entrañables. Los dos amigos parten en busca de la llave, al centro de la tierra. En sus actuaciones muestran una gran vitalidad que atrapa a los espectadores y nos convencen de su existencia desde un muy buen trabajo corporal y gestual. En cuanto a la iluminación, por ser general simplifica la obra, quitándole posibilidades a las muchas escenas de fantasía. Esta puesta en escena llegaría a su mayor esplendor si la luz ingresara a la historia como un personaje más, dispuesta al servicio de los héroes, en forma de guía en su andar subterráneo.

Por otro lado, Peter y Azul se lanzan tras la búsqueda de la segunda llave a un mar con mojarritas traídas a la escena desde la palabra, una estrella de mar que pasa ante nuestros ojos y muy en el fondo “La pulpería” del pulpo, que “entre me debe y ya le pago” termina muy a regañadientes ayudando a encontrar la llave. Azul, con sus zapatillitas de danza y en puntas de pie, va de un lado a otro con un andar acuático. Y con un gesto muy a lo “uuuu…” propio del color “azul” alcanza un personaje vanidoso y estirado, el cual presume de valiente pero se asusta ante la mínima dificultad, lo que provoca un muy buen quiebre y desata una seguidilla de risitas en los chicos. La dupla alcanzaría una mayor fuerza si Peter (Virginia Martinez) y Azul desde lo lúdico propusieran un verdadero juego de pares. También, si Peter, desde lo actoral superara sus limitaciones corporales que empobrecen al personaje. Debería despreocuparse un poco más de la cuerda que le permite su vuelo y hacerlo desde la imaginación.

La búsqueda final es la mejor resuelta visualmente y en apariencia la más difícil de lograr, pero al fin y al cabo un sencillo y bello artilugio logra llevarnos al espacio. En este momento ocurre algo fantástico, vemos a los cuatro personajes remontar su avioneta y tocar las estrellas.

Los cuatro personajes en diferentes tiempos nos proponen “su momento” acompañados con canciones de Cristian Espejo, las que enganchan al público entre ritmos y palmas. La musical energía que se logra se vería revitalizada si se le diera un mayor protagonismo.

Lo más destacable, es que los personajes no provienen de la literatura, sino que han sido creados desde la propia dramaturgia del grupo, un gran logro para el teatro infantil sanjuanino. Cuando se habla de Azul, Rojo, nosotros no tenemos otro significado previo, salvo el de los colores. Los personajes se van construyendo en escena desde el léxico que ocupan y con una carga visualmente importante en la vestimenta. Aspecto que debería ser más cuidado tanto en la elección de los materiales como en su confección, la obra lo merece. La escenografía corre similar suerte.

En los espacios los personajes se valen de lo gestual y de lo corporal para crear esos mundos paralelos tan esperados. Después de conocerlos uno se va con la fresca sensación de que si mira al cielo puede haber un rojo que vuela en alguna parte del espacio o un azul que se encuentra en lo más profundo del océano.

Las tres llaves, ¿para una puerta?, que después del último apagón aparece ante nosotros poniendo el límite entre ficción y realidad. Nuestros personajes observan pasmosos por la ranura y se sorprenden al ver tantos, ojos, dedos, dientes, chupetines, pelos, piojos y cabezas. Y es así que nos es inevitable reír, porque nosotros estamos del otro lado. Y sí, somos la respuesta para que Nunca Jamás y cualquier mundo de fantasía siga existiendo.

Jorge Fernández
María Pía Bogni Lahoz

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